Aventuras de una mamá lectora... Valentina y yo
- ERIKA Castillo
- 17 feb 2023
- 5 Min. de lectura
Creo que algo muy mágico puede suceder cuando se lee un buen libro.
J.K. Rowling
Mis queridos Lectores bajo la Luna, gracias por acompañarme en este nuestro rincón bajo la luz de la Luna.
Hace tiempo que no podía sentarme y escribir apropiadamente, la vida se ha atravesado y a veces no he salido triunfante como era de esperarse. El monstruo de mil cabezas ha hecho de las suyas y sigue logrando escabullirse.
Quien ilumina cada día es mi pequeña de rizos alborotados y vagancias interminables.
Para dar paso a esta historia, permitanme regresar un poco en el tiempo.
Hace casi siete años tuve en mis brazos un pequeño bulto rosado que no dejaba de acurrucarse en mi pecho. Cuando el médico sacó a mi bebé por vía cesárea escuché el primer aliento de vida en este mundo, su llanto. El pediatra al ponerla en mi pecho dijo: "Dígale algo, ella la reconocerá".
Mis primeras palabras fueron: "Hola Vale" y en ese preciso instante mi bebe dejó de llorar. En un susurro le dije lo emocionada que estaba por tenerla entre mis brazos y que siempre la tendría cerca de mi corazón.
Ya no recuerdo mucho lo que pasó después, pero este momento está claro y vívido como si estuviera sucediendo justo ahora.

"La tarde se prolonga más allá de si misma y la hora, contagiada de eternidad, es infinita, pacífica, insondable... anda Platero"
Desde que Valentina llegó a mi vida todo se ha convertido en una aventura continua, he pasado por momentos hermosos, otros caóticos, situaciones en las que el mundo se viene encima y también en los que el miedo se apodera de mi al descubrir en que se ha andado metiendo mi pequeña en los pocos instantes que despegue la mirada de ella.
Cuando era una bebe y rehusaba dormir me ponía a leer en voz alta para tratar de convencerla de visitar el país de las hadas, pocas veces funcionó debo ser honesta, la mayor parte terminaba dando vueltas a la casa con la Luna como compañía.
"Platero acaba de beberse dos cubos de agua con estrellas en el pozo del corral, y volvía a la cuadra, lento y distraído, entre los altos girasoles"
Ahora que el tiempo me ha arrebatado a mi pequeña bebe y me ha entregado a una niña inquieta, llena de preguntas interesantes y con los cabellos más rebeldes que he encontrado, mi vida sigue igual de caótica e interesante.
-Mamá ¿porqué la Luna no se ve de día?
-Tal vez no quiere salir corazón- digo distraída
-No mamá, tienes que darme una respuesta de verdad.
Esas palabras me hacen olvidarme de lo que estoy haciendo, agarrar mi teléfono y buscar un video que explique lo que me acaban de preguntar y sentarme a compartirlo con mi pequeña investigadora.
En ese instante doy gracias a la vida porque mi pequeña me recuerda las cosas importantes, me enseña a estar presente en cada momento de mi vida.
"Es tan igual a mí, tan diferente a los demás que he llegado a creer que sueña mis propios sueños..."
Cierta ocasión en la que yo estaba sumergida entre una pila de aberrantes platos y sartenes escuché a Valentina desde el otro cuarto que sostenía una conversación muy animada con sus muñecas, despacio fui y me quedé junto a la puerta observando, ella con especial dedicación cambiaba el pañal de la bebe en turno y daba biberón a la que esperaba sentada en una silla pequeña, al darse cuenta que yo la observaba me pregunta:
-Mamá ¿cuándo voy a ser mama de verdad?
-¿Porqué quieres saber eso?
-Es que quiero ser mamá como tú.
Y aquí fue donde ningún reconocimiento, diploma o titulo fue equiparable a la felicidad que sentí. Ella me dio el mayor privilegio del mundo: Ser su mamá.

"Están aquí, Platero, las golondrinas y apenas se las oye, como otros años, cuando el primer día de llegar lo saludan y lo curioseando todo, charlando sin tregua en su rizado gorjeo"
Entre las muchas responsabilidades que implica ser mamá, me tocó enseñarla a leer, ser su guía para adentrarse en el universo que para mí ha sido el puente hacia mundos mágicos donde he podido experimentar mil vidas ha sido un verdadero honor.
El primer libro que leímos siendo ahora ella quien daba vida a las palabras fue Platero y yo de Juan Ramón Jimenez.
Cuando le pregunté cuál libro escogería ella sin dudarlo agarró el del burrito, porque según sus palabras es "su favorito".
Escuchar nuevamente estos versos en su pequeña voz titubeante, preguntado como se pronuncia esta letra o regresando a leer la frase anterior ha sido un momento que ha quedado grabado en mi corazón.
Todo iba perfecto hasta que una tarde con voz decidida me anuncia:
-Mamá, mañana vamos a la granja para comprar un burrito y traerlo a casa, para que sea mi amigo como Platero.
El corazón me dio in brinco hasta los talones, y aunque siempre ha sido mi deseo tener un burrito de mascota nunca he tenido las condiciones para lograr que suceda, así que tratando de encontrar las palabras que la convencieran tanto a ella como a mí le dije:
-Corazón chiquito no podemos tenerlo aquí nuestro espacio es pequeño y ellos necesitan correr y ser libres, mejor los dejamos en la granja.
-¡Ay mamá! Tu puedes salir a correr con él todas las mañanas y así ya yo necesitará tanto espacio.
Varias imágenes pasaron por mi cabeza, no en todas ellas me veía yo de una manera precisamente elegante, aunque la idea de tener un burrito en el patio de la casa empezaba a tomar forma, sin embargo antes de que pudiera decir algo la voz desde el otro lado de la habitación de mi marido terminó con mis esperanzas:
-Definitivamente no tendremos un burrito de mascota...
"Cuando el aire puro de octubre afila los límpidos sonidos, sube del valle un alborozo idílico de balidos, de rebuzno, de risas de niños, de ladridos y de campanillas..."
Mi existir a lado de Valentina ha sido un regalo, he aprendido a ver cada experiencia con nuevos ojos, he caminado los mismos senderos ahora de la mano de mi niña y he visto todo de diferente manera. Me he sentado a jugar con las muñecas y he aprendido más sobre la vida que en todo lo que llevo en este mundo. Me ha aterrorizado con materias extrañas en lugares impensables, he corrido tras de ella con el cepillo en la mano sólo para darme cuenta que es mucho más hábil que yo, hemos descubierto la magia en un capullo de mariposa y a la luz de la Luna pedimos deseos antes de dormir.
¿Qué más puedo desear que no tenga ya?
Mis queridos Lectores bajo la Luna me despido de ustedes deseándoles que encuentren un libro que llene de magia sus días en compañía de esa persona especial, mientras tanto yo he de seguir buscando una opción para poder tener una mascota...
Un abrazo
Erika C.
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