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  • Foto del escritorERIKA Castillo

La Tinta bajo la Luna: Deseos de primavera

Ha llegado el Equinoccio de Primavera, nuestra madre Tierra se ha acercado nuevamente al sol en su danzante viaje por el infinito. En esta noche mágica donde la luz y la oscuridad nos habitan por la misma cantidad de tiempo, los propósitos encuentran tierra firme en nuestros corazones y las esperanzas nos revolotean como las alegres golondrinas y su bello gorjeo.


Aunque, no se si aun estoy lista para decir adiós al invierno. Mis queridos Lectores bajo la Luna he de confesar que a mi la temporada de las bufandas y los chocolates calientes frente a la leña crepitante y que nos arrulla es mi favorita, pero también disfruto enormemente cuando las golondrinas me visitan junto a los colibríes y hacen que me olvide de mis quehaceres por más tiempo del recomendado.


¿Cuál es su estación favorita del año?

¿Realizan algún ritual especial en esta noche especial?


Para celebrar la llegada de las flores y las noches cortas; demasiado para mi gusto, he de confesar, ya que si el sol se despide de mi pasadas las nueve, mi hada de los sueños se anda desvelada, pero estas intimidades las dejaré para después. Lo que si les compartiré es un pequeño cuento de un amiguito muy especial.


Les deseo un equinoccio de primavera en sus vidas donde las esperanzas florezcan y los sueños logrados adornen cada uno de sus días.


Un abrazo

Erika C.


Sueños de primavera


Y cuando el zorrito buscaba donde se escondían los sueños se encontró con una flor diferente a las demás, sus pétalos eran transparentes, “espera un momento, estos no son pétalos” se dijo. Se acercó lentamente para observarla, era hermosa en su propia manera, se distinguía de las demás por su valentía en destacarse, en ser distinta. No competía con las flores que le acompañaban, simplemente era ella.


“¿Tú sabes dónde se esconden los sueños?” le susurró, mientras la flor con timidez dejaba salir cada una de las esperanzas que había forjado en su corazón, en un bello espectáculo de bailarinas al viento donde la libertad daba vida a cada semilla para que volara sin descanso hasta encontrar aquel corazón que le permitiera entrar y le abriera un espacio aunque pequeño, para germinar y poder florecer cuando descubra el momento preciso. No antes, no después.


El zorrito miraba entusiasmado como la flor se abría y se transformaba, a pesar de que cada una de sus semillas se alejaba de ella, entendió gracias a la flor que los sueños se logran cuando la esperanza encuentra un corazón fértil y hay una flor dispuesta a transformarse en deseos a los cuales el viento lleve amorosamente con su andar.


El hada que vive en el árbol del cerezo miraba desde lo alto guiando al pequeño zorrito con pétalos rosados en su camino, varias aventuras lo esperan y nuevos amigos lo buscan como aquel que ha visto el bello encuentro del zorrito y el diente de león desde su casa con techos rojos y flores en la ventana. Pero esta será otra aventura.



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