Aventuras de una mamá lectora: La ladrona de momentos mágicos...
- ERIKA Castillo
- 12 mar
- 4 Min. de lectura
Cinco minutos bastan para soñar toda una vida, así de relativo es el tiempo.
Mario Benedetti
Hola mis queridos Lectores bajo la Luna, nos volvemos a encontrar en nuestro rinconcito del mundo. Les agradezco tanto que me compartan su tiempo a pesar de que que me he portado un poco mal y me alejé de ustedes, les prometo que nunca me olvidé de nuestras aventuras, simplemente tuve que enfocarme en situaciones que me impedían estar plenamente aquí, en nuestro rinconcito.

Habiendo conquistado al monstruo de mil cabezas, esta es una historia que otro día les compartiré, es que hoy me siento aquí junto a ustedes compartiendo una vez más mis aventuras siendo mamá de la pequeña no tan pequeña de rizos alborotados.
Primero los colores.
Luego los humanos.
Así es como acostumbro a ver las cosas.
O, al menos, así intento verlas.
Como ustedes bien recuerdan a mi pequeña Valentina, le encantan las historias, le gusta escucharlas, inventarlas, vivirlas... siempre está pidiendo una historia.
En ocasiones cuando está preparándose para ir a la escuela la escucho hablar sola, y si presto atención, puedo ver que esta viviendo dentro de una de esas historias, donde a veces ella es una astronauta, o una ejecutiva, también en ocasiones ha sido un monstruo o un gato. Nada queda a salvo.
Me duele el corazón cuando tengo que sacarla de su mundo. Pero la verdad es que la realidad no espera y menos el reloj de entrada de la escuela. Así que, con un grito característico de mamá, le recuerdo que si no se apura, la puerta de la escuela estará cerrada cuando lleguemos.
Cuando empezó a escribir su historia, se preguntó por el momento exacto en que los libros y las palabras no sólo comenzaron a algún significado, sino que lo significaban todo.
La vida podrá apretarme todo lo que quiera, quebrarme cuantas veces sea necesario para devolverme a la existencia, pero nunca podrá quitarme mi amor por un libro. En mi nueva rutina donde a veces tengo que esperar largas horas en ambientes no muy gratos, un libro ha sido mi acompañante perfecto.
Siendo así mi costumbre le tocó el turno a La ladrona de libros de Mark Zusak.

Esta historia me cautivó desde el inicio, ya que cuantas veces la muerte es la que cuenta una historia, siempre somos nosotros, los que poseemos un corazón palpitante los que deseamos tener la última palabra, cuando en realidad la muerte es quien decide por nosotros el cambio de existencia.
Ensimismada estaba yo entre las páginas de mi libro cuando mi pequeña llega diciendo emocionada:
- Mamá ¿Qué estas leyendo ahora? Tú te la pasas leyendo todo el día, y eso que no estamos en la casa...
La escuché "regañarme" con las mismas palabras que utilizo con ella. ¿Cuándo fue que le di vida a una pequeña versión mía llena de mis defectos y con más potencia?
Bueno, volviendo a la sala de espera, allí estamos Valentina y yo y mi libro. Le cuento que es la historia de una pequeña muy valiente en un mundo lleno de cosas tristes.
-¿Cuándo me vas a dejar leerlo? - me pregunta tomando el libro entre sus manitas y hojeándolo disimuladamente.
Me quedo pensando, queriendo encontrar el momento ideal para mostrarle una faceta del mundo llena de dolor pero también de esperanzas.
-Cuándo seas una niña más grande.
-Mamá ya mido un metro treinta, ya soy grande ...
Nos interrumpen llamando mi turno, le doy un beso en la mejilla y sigo a la señorita, mi marido me dice que él y Vale me esperarán en la banca de siempre.
Cierro la puerta detrás de mí apretando el libro fuerte entre mis manos. Y valiente, entro a mi cita.
Pero créeme, las palabras estaban de camino, y cuando llegaron, Liesel las sujetó entre las manos como si fueran nubes y las escurrió como si estuvieran empapadas de lluvia.
Al volvernos a encontrar Vale me recibe con un abrazo mientras corre, casi caigo al piso del ímpetu de su saludo, ¿ a dónde se han ido los días en que yo tenía una pequeñita que podía cargar en mis brazos?
Vale quiere que le cuente todo lo que sucedió, con detalles específicos, no quiere que omita nada.
Es algo que siempre me pide. Al acostarla a dormir me pide que le cuente la historia de como nació, cuando vamos a la escuela me dice que le cuente como perdió su primer diente, mientras la peino nuevamente quiere escuchar la historia de su nacimiento.

Y cada vez que le he contado la historia me he dado cuenta de algo, empiezo a olvidar. El tiempo está haciendo lo que mejor sabe hacer, enterrar los recuerdos para convertirlos en nuestro pasado.
Es por ello que decidí hacer lo que mejor sé, escribir...
¿Cómo le regalas a alguien un pedazo de cielo?
Pensé en un regalo para Valentina, para cuando sea mayor, y sus historias se hayan convertido en memorias. Las escribiré yo para ella, para que estén siempre presentes y el tiempo no pueda mutilarlas dejando solo pequeños trozos de recuerdos.
Escogí un cuaderno especial y una pluma perfecta, todos sabemos que la calidad del escrito tiene mucho que ver con lo que se utiliza para realizarlo, ¿verdad? ¿O soy solamente yo?

He empezado a darle vida a este cuaderno con las historias de Valentina desde que nació, y cuando llegue la edad en la que la vida le diga que las necesita de nuevo, se lo entregaré. Será un diario entre ella y yo. Para no olvidar, para volver a vivir...
Imaginó la nube pasando de su mano a la de Max, a través de las sábanas y lo escribió en un trozo de papel sobre el que colocó la piedra.
Mis queridos Lectores bajo la Luna, me despido de ustedes prometiendo no alejarme nuevamente y deseándoles que nunca nos falten historias para recordar, ni palabras para resguardarlas del olvido.
Un abrazo 🌙 🌟
¡Hermoso! Lleno de nostalgia y de amor, como cada vez que te leo, mi querida amiga, mueves mi corazón.