Momento en el tiempo: A los pies del madero

En el día donde en silencio ha acaparado cada espacio, donde la muerte por fin venció a la vida -aunque fuera solo por un momento- el corazón se encuentra en el vacío y se mira a si mismo...

A los pies del madero

A los pies del madero, con las rodillas sobre la piedra —húmeda por las lágrimas de quien entregara su vida— me encuentro yo, un humilde cordero rechazado.

Soy aquel que, desde que recibió la luz de la existencia, solo ha encontrado vacíos y soledades; por añadidura, perdido en la inmensidad de la noche, extravié mi alma.

Llené mi vacío con lamentos,

mi soledad con una vida inerte,

desgarrando mi esencia más honesta,

aquella que no puede ser poseída.

En la oscuridad escuché otros lamentos:

llantos sumergidos en el abandono,

dolor de muerte eterna

y de separación filial.

Esos lamentos conocían mi dolor.

A través de las eras seguí ese clamor inmortal.

Era mi luz en el vacío,

mi sostén en la soledad.

Solo el Origen entendería mi calvario.

Atravesando la inmensidad de un pasado ajeno,

me encuentro ante un Hombre

que ha muerto a favor del Amor,

abrazando una cruz.

Su soledad es la mía,

Su dolor es el mismo que corrió por mis venas.

El abandono nos ha hecho hermanos.

Hoy, a los pies del madero,

mi vacío se ha llenado,

porque conozco Su voz;

la soledad nos ha hermanado.

Soy el cordero rechazado,

en manos de Aquel que todo lo dejó por salir a buscarme.

Mi soledad se llenó de amor,

porque Él me llamó.

En medio de Su dolor, no dejó de amarme.

En el silencio del Gólgota,

a los pies del madero,

yo, el cordero rechazado,

en medio del vacío,

miré a los ojos al Hijo del Hombre

y, a través de las eternidades,

escuché Su voz.

A los pies del madero,

mi vacío se volvió presencia,

mi soledad se volvió amor...

Un abrazo,

🌙✨️