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Cuentos con historia: El murmullo de Sísifo

  • Foto del escritor: ERIKA Castillo
    ERIKA Castillo
  • 19 sept
  • 3 Min. de lectura

Hoy es viernes de cuento, mis queridos Lectores bajo la luna.


Hace tiempo que no compartía la vida de una de mis creaciones. Entre las responsabilidades de persona adulta, la imaginación a veces queda guardada en un cajón, susurrando desde dentro.

Mientras me deslizaba entre obligaciones, una voz empezó a reclamarme: me dijo cuánto la había abandonado. Entre cargas de ropa por poner en la lavadora y trastos que parecían reproducirse en un ciclo interminable, llegó hasta mí el murmullo del castigo más cruel que se le puede dar a un hombre: no llegar nunca al final, quedar condenado a repeticiones perpetuas.


Porque, en ocasiones, así se siente la vida: momentos que se repiten una y otra vez, de los que queremos huir y a los que, sin embargo, volvemos a caer. Algunos lo llaman ciclo; otros, castigo.


Y entonces esa voz que me reprochaba mi ausencia me dijo, con una sencillez brutal: “Te quejas de tus ciclos interminables cuando yo he de sisifear toda mi vida”.

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Agarré la pluma entonces, dejé la lavadora a medias y los trastos bailando por la casa, y me dispuse a escuchar a quien me reclamaba que su existencia dependía de mí.


Y bueno… aquí está.


SISIFEANDO

Estoy condenado a un ciclo de vida en eterna repetición.

Mi existencia es una estructura circular que se reproduce una y mil veces dentro de cada época, bajo diferentes miradas, desde diferentes perspectivas.


En ocasiones, el tiempo se detiene en un momento exacto, dejándome en una posición incómoda, o reviviendo el instante más feliz de mi vivir. Sin embargo, yo no tengo el poder de decidir en qué coyuntura he de quedar atrapado. Hay una fuerza superior a mí, de la cual soy su eterno esclavo.



Vivo a merced de un despiadado deseo que me hace vivir de prisa, sin poder saborear por un minuto mi existencia, pasando de un instante a otro, tal cual se diera una simple hojeada. Mi voluntad está supeditada a los caprichos de alguien ajeno a mí, que me arrastra con premura por los momentos en los cuales quisiera quedarme un rato más, viviendo, sintiendo de nueva cuenta. Pero, mis anhelos son inexistentes ante quien me maneja a su capricho.



En otras ocasiones mi vida se vuelve lenta, parsimoniosa y de un instante a otro hay infinitos de por medio. Me quedo en la angustiosa espera, atrapado en los sucesos de mi subsistencia que en algunos casos desearía no volver a enfrentar, sin embargo, otras veces el tiempo se detiene en situaciones tan embarazosas de las cuales la pena me embarga de sólo pensar que tengo que volver a enfrentar ese trozo de mi existir.



La decisión no es mía. Soy dueño de mi vida sólo de palabras, nunca de acciones.


El Creador ha marcado mi destino y me ha dado libre albedrío de manera ilusoria. Me ha hecho pensar que soy el ejecutor de mi fortuna, mientras ha marcado ya mi camino con letras escarlata. Soy la encarnación de sus sueños más inverosímiles, soy la realización de sus deseos reprimidos, soy las alas de sus ilusiones.

Soy la materialización de lo que él no ha tenido el valor de vivir.

Me he convertido en la rectificación de sus errores, y ocasionalmente, en la libertad de sus más oscuros pensamientos. ¿Podré acaso, en algún momento de la eternidad romper con estos designios divinos? ¿Se encuentra a quién ha desafiado a los dioses?



Mi existir será sisifeando… en gerundio de un verbo inexistente, sisifear. Cuyo significado me he atrevido a definir: Verbo del orden imperativo que dice de la acción de cumplir una condena, silenciosamente, privado del placer, sin propósito, eternamente inalcanzable…

Mi vida depende de el Creador, pero mi inmortalidad está yuxtapuesta a un ser externo, que sin conocerme, me toma entre sus manos y me hace vivir o morir en un momento.


Nadie, nunca, me ha preguntado que es lo que quiero.


Nací en un instante, sin darme cuenta de mi existencia. Mi ausencia será determinada cuando el olvido se apiade de mí.

Inmortalidad ¿Infierno o Paraíso?



Es díficil discernirlo cuando eres el fruto de un escritor y tu representación en este mundo es ser el personaje de una historia grabada en papel, dentro de las cubiertas que celosas guardan mi historia.


Y mi destino, depende de un lector…




Gracias por acompañarme una vez más en nuestro rinconcito del mundo.

Un abrazo

✨️🌙






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