Historias bajo la luna: al último dia antes de volar
- ERIKA Castillo
- 10 oct
- 2 Min. de lectura
Último día de 42
10.10.25
Hoy es mi último día como mujer de 42 años, y la verdad, no pienso iniciar mis 43 arrepintiéndome de lo que digo o hago.
Tampoco quiere decir que me las dé de sabia diciendo improperios a diestra y siniestra, pero voy a dejar de preocuparme por lo que otros piensan acerca de mí.
De todas maneras lo hacen, y además, ellos no conocen ni una parte de mi historia.
Ya no me voy a sentir apenada por ser como soy.
"I’ve been diagnosed with a terminal uniqueness." —dijo una trovadora que vive la vida de una showgirl.
(He sido diagnosticada con una autenticidad terminal)
Y no pienso seguir definiéndome por otras opiniones, sino por lo que yo opino de mí.
Ya quise complacer a los demás, ahora me toca complacerme a mí.

Hay experiencias en la vida que te cambian para siempre, y esta ha sido una de ellas.
Tal vez parezca igual por fuera, pero en realidad creo que es al revés: esta versión mía es la que está viva.
Estoy aquí, plenamente aquí.
Fueron pocos, pero bien escogidos, los que se quedaron cerca; los que han creído.
No hay más señales de que haya fallado.
Simplemente, mi vida floreció.
Hoy apareció muerta una paloma en el patio.
Era una de las que vivían aquí, posándose en los árboles, durmiendo en el techo de la casa.
Estaba pacíficamente acostada entre las hojas que han caído del cerezo.
No había marcas de que hubiera sido lastimada; simplemente se recostó y ya no despertó.
Por un momento pensé: “¿Por qué aquí, por qué ahora?”.
Pero luego me respondí: “Porque aquí su cuerpo importa, y le daremos sepultura.
Su vida fue apreciada, porque cuidaremos de ella, y yo rezaré para que vuelva a volar en otros cielos”.
En algún otro lugar sería “un pájaro más”; aquí es un ser que compartió su vida con nosotros.

Admito que si cruzó por mi mente la idea de que era una señal triste, pero luego entendí que no:
era solo otra forma de recordarme que la vida y la muerte son un mismo movimiento.
Que nada termina, solo se transforma.
Y tal vez, junto a la paloma, las versiones pasadas de mí también hayan pasado a otra existencia:
una donde ya no haya dudas ni miedos,
solo esperanzas, sueños, paz, curiosidad
y una que otra irreverencia.
Porque es mejor vivir siendo fiel a una misma.
Y es que, la verdad, a veces soy terrible…
¡Y me encanta!
Un abrazo,
✨️🌙












Comentarios